Poema escrito en el
siglo XIX
Te deseo primero que ames y
que, Amando, también seas amado.
Y que,
de no ser así, seas breve en olvidar Y que
después de olvidar no guardes rencores. Deseo,
pues, que no sea así, pero que si es, Sepas ser
sin desesperar.
Te deseo también que tengas
amigos y que, Incluso malos e inconsecuentes,
sean valientes y fieles, Y que por lo menos
haya uno en quien puedas confiar sin
dudar.
Y porque la vida es así, te deseo
también que tengas Enemigos. Ni muchos ni
pocos, en la medida exacta para que, Algunas
veces, te cuestiones tus propias
certezas.
Y que entre ellos, haya por lo
menos uno que sea justo, Para que no te sientas
demasiado seguro.
Te deseo además que seas
útil, mas no insustituible. Y que en los
momentos malos, cuando no quede nada más, Esa
utilidad sea suficiente para mantenerte en
pie.
Igualmente te deseo que seas
tolerante; No con los que se equivocan poco,
porque eso es fácil, Sino con los que se
equivocan mucho e irremediablemente, Y que
haciendo buen uso de esa tolerancia, Sirvas de
ejemplo a otros.
Te deseo que siendo joven
no madures demasiado deprisa, Y que ya maduro,
no insistas en rejuvenecer, Y que siendo viejo
no te dediques al desespero. Porque cada edad
tiene su placer y su dolor Y es necesario dejar
que fluyan entre nosotros.
Te deseo de paso
que seas triste, No todo el año sino apenas un
día. Pero que en ese día descubras que la risa
diaria es buena, Que la risa habitual es sosa y
la risa constante es malsana.
Te deseo que
descubras, con urgencia máxima, Por encima y a
pesar de todo, que existen Y que te rodean
seres oprimidos Tratados con injusticia, y
personas infelices.
Te deseo que acaricies
un gato, alimentes a un pájaro Y oigas a un
jilguero erguir triunfante su canto
matinal, Porque de esta manera te sentirás bien
por nada.
Deseo también que plantes una
semilla, Por más minúscula que sea, y la
acompañes en su crecimiento, Para que
descubras de cuántas vidas está hecha un
árbol.
Te deseo, además, que tengas
dinero, Porque es necesario ser práctico. Y
que por lo menos una vez por año pongas algo De
ese dinero enfrente de ti y digas: 'Esto es
mío', Sólo para que quede claro quién es el
dueño de quién.
Te deseo también que
ninguno de tus afectos muera Pero que, si muere
alguno, puedas llorar sin lamentarte Y sufrir
sin sentirte culpable.
Te deseo por fin
que, siendo hombre, tengas una buena mujer, Y
que, siendo mujer, tengas un buen hombre Mañana
y al día siguiente, y que cuando estéis
exhaustos Y sonrientes, aún sobre amor para
empezar de nuevo.
Si todas estas cosas
llegaran a pasar, No tengo nada más que
desearte.
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